Desde el monumento al Peregrino de Gares, salimos 10 personas, para realizar la 4º etapa del Camino de Santiago, hasta Lizarra. Iniciamos el recorrido por la calle mayor, para cruzar el Arga por el puente románico. El río y el puente nos despiden para que nosotros iniciemos la ascensión, entre pinos, al alto de Mañeru. Entramos en calor antes de tiempo, aunque el ambiente era frío. El crucero (siglo XVI), nos da la bienvenida y nos invita a atravesar el pueblo de casas solariegas adornadas con blasones de piedra. Recuperándonos de la ascensión, y caminando entre viñedos, divisamos la silueta de Cirauqui; pueblo medieval de precioso casco urbano, emplazado sobre una colina, con Iglesias góticas del siglo XIII. Pasamos por un arco debajo del Ayuntamiento e hicimos un alto para almorzar. Dejamos Cirauqui siguiendo los vestigios de una antigua calzada romana, cruzamos un pequeño puente romano de un solo arco. Avanzamos en constante sube y baja, y nos encontramos con un puente medieval sobre el río Salado. Después de otra ascensión, llegamos a Lorca. En esta localidad, ya en el siglo XIII, existía un hospital de peregrinos. Su Iglesia románica data del siglo XII.
Por cómodas pistas agrícolas entre olivos y viñedos llegamos a Villatuerta, cabe destacar su Iglesia, siglos XII-XIV, con su bella torre campanario, y el puente románico de dos ojos sobre el río Irantzu. Salimos de Villatuerta por el puente medieval. Nos encontramos con el río Ega, el que cruzamos por un puente peatonal, y sin dejar su compañía, entre fábricas y huertos, llegamos a Estella. No vamos a detallar los lugares de interés y culturales, pues son innumerables.
En resumen, unimos el Arga y el Ega, atravesando el Salado y el Irantzu, en una mañana acompañados en algunos momentos por la nieve.
Terminamos la jornada, en Gares, con una reparadora comida y una agradable sobremesa.