LA LLAMADA DEL COLESTEROL
El 31 de diciembre más montañeras y montañeros que nunca respondieron a la decimotercera invitación de Iratxo a despedir el año en la Trinidad. El día amaneció espectacular, azul y alegre, fresco pero extraordinario para andar. Así la gente empezó a llegar temprano con la esperanza de calmar los gusanillos de la tripa a base de txistorra y tocino, y eso que había quienes, antes de partir, habían tomado chocolate caliente en el Piku! Con el buen tiempo, más críos/as y jóvenes que nunca. ¡Buena noticia! Las viejas amigas/os de siempre tampoco fallaron en esta ocasión y los kilos de carne de cerdo fueron desapareciendo en una abrir y cerrar de ojos, a medida que se asaban en las parrillas. ¿Cuántos kilos? Muchos. Metros de txistorra. Por lo visto, nadie tenía miedo al colesterol. Como en la calle hacía buenísimo, la gente a gusto al sol con la tripa llena. Pero a medida que unas/os salían, entraban nuevas/os a la casa del ermitaño. Para terminar, la habitual foto de las escaleras repletas. En el recuerdo, cómo si no, a Pituti y Peio que nos han dejado. El año que viene también los tendremos con nosotras y nosotros.