Salida muy bonita la del 20 de marzo y con buena respuesta. Doce mendizales salimos de Madotz hacia el despoblado de Agiri. Bochorno fuerte en lugares abiertos y nubes sospechosas. “A ver si no nos mojamos”. No nos mojamos y el viento se fue debilitando.
Al llegar a Agiri subimos por el portillo de Arrate y, al alcanzar una sima tapizada de musgo, tomamos una especie de terraza hacia el este pasando por debajo de Soroaundi. Vistas hermosas. Debajo los hayedos de la zona de Agiri y, un poco atrás, Madalenaitz. Cruzando a vuelo Sakana, (no hace falta tirolina), Gaztelu, Txurregi, Beriain…, pero medio cubiertos por la niebla.
Antes de franquear la puerta de acceso al valle de Ata, un precioso rincón forrado de musgo y protegido del viento nos invitó a almorzar. ¿Cómo decirle que no? Recuperadas las fuerzas, nos acercamos a Akier por los pastos de Ata y ascendimos por la ladera. Cuesta corta, pero durilla. Nada más asomarnos a la ladera norte, giramos a la izquierda para llegar a la cima. No hay sendero claro, pero Francisco nos llevó sin dudarlo hasta el cohete Esputnik que corona la cima. No había casi viento y la sesión fotográfica se alargó un poco. Estos fotógrafos que se quedan sin batería…
Dejamos atrás el pico rocoso y nos dirigimos hacia el este, casi sin perder altura, hasta cruzar una especie de circo. “La pista está ahí”, Francisco. Y allí estaba. El camino baja desde arriba y nos conduce a una ancha pista que llega a Zuarrarrate. Como andábamos con tiempo decidimos bajar andando a Madotz para recoger los coches.
La sidrería nos estaba esperando a la mayoría y, tras comer de lo lindo y en compañía de la sidra, tuvimos una larga sesión de canto repasando nuestro viejo repertorio. Los jóvenes que comían también se animaron a cantar al escuchar la canción popular del repertorio. ¿Qué cuál sería? Acertáis: “Sigo siendo el rey”.
El año que viene saldremos de Irurtzun para subir a Larrazpil y terminar en la misma mesa. Estáis invitadas/os.