30 Mar, 17

El tramo de Aralar a Madotz no transcurrirá por la ruta habitual que nos permitía disfrutar del remanso de paz del valle de Ata. El camino que desciende hasta Madotz está en malas condiciones, lo que nos ha llevado a explorar nuevas posibilidades. La ruta alternativa no carece de atractivo. Tras pasar el hito o montón de piedras gigante que ha crecido misteriosamente y casi por encanto en auzolan espontáneo por aportaciones silenciosas de romeros y montañeros que se dirigían a Aralar, dejaremos la GR para desviarnos un poco hacia la derecha, para disfrutar de magníficas vistas sobre el valle de Arakil. Iremos descendiendo por el hayedo hasta llegar a la pista que conduce al valle de Ata, que no visitaremos. Tras dejar la pista a los pocos metros, atravesaremos a ritmo lento el intrincado laberinto de caliza del portillo de Ata (Atako Arratea) para llegar al despoblado de Agiri/Agiregi a cuyos moradores dio de beber, generación tras generación, el silencioso manantial de agua fresca que brota entre las rocas y va a parar al asca situada a sus pies. Justo encima de la fuente podremos contemplar los muros de la pequeña iglesia que han ido apareciendo después de las campañas de excavación que han llevado a cabo vecinos de Uharte Arakil. La breve parada nos permite imaginarnos viviendo en ese pueblo de más de quince fuegos u hogares situado a 900m de altitud, y viajamos hasta la Edad Media. ¿De qué viviría aquella gente? ¿Cuál sería su sustento? Nos trasladamos a uno de aquellos largos inviernos en que la nieve cubriría las precarias casas de Agiri, durante interminables noches, y un frío temblor recorre, inevitablemente, nuestro cuerpo. La leyenda dice que su última moradora fue una leprosa que fue acogida por Uharte a quien, en agradecimiento, donó todos los terrenos de Agiri.
La Historia explica que Agiri fue uno de los pueblos que se integró en 1359 en Uharte Arakil como consecuencia de la decisión que llevó a los reyes de Navarra a concentrar a los habitantes de Sakana en recintos fortificados. Y es que después de que Castilla conquistara en 1200 Gipuzkoa, Araba y el Duranguesado, Sakana y sus pobladores se convirtieron en frontera del reino de Navarra y eran atacados y hostigados desde Gipuzkoa y Araba por bandidos y cuatreros que, muchas veces, actuaban al servicio de los reyes de Castilla.
Un trago de agua fresca nos ayudará a dirigirnos hacia Madotz en agradable paseo, de nuevo por la GR, que la inscripción “Madotz herria” que veremos en un haya nos avisa que debemos dejar para tomar a la izquierda. A partir de aquí las señales azules serán nuestras compañeras, además de las cintas de la marcha.